miércoles, 5 de junio de 2013

Carta de amor

Querida hija
Uno de los momentos más hermosos de mi vida fue tenerte en mis brazos por primera vez. Cuando vi tu pequeña carita y tus ojos sentí que estaba frente a una inmensa responsabilidad, sentí miedo, no te lo voy a negar pero hay algo muchísimo más grande que me hizo hacernos la promesa de hacer lo mejor que pudiera para enseñarte a ser un gran ser humano: el amor de madre.
 Amarte ha sido mi premisa, aún cuando tus travesuras puedan hacerme enojar. Y es que todas esas veces que te he castigado o que te he hablado de forma dura sólo lo he hecho para enseñarte una lección. Siempre he querido lo mejor para tí, aunque a veces tenga que ser estricta para poder lograrlo.
Cada regaño, cada corrección viene desde el amor que te tengo. Espero que algún día puedas entender que para criar a un ser humano íntegro y bondadoso no puedes permitirle hacer todo lo que desee, hay que enseñar límites y respeto para que cuando salga al mundo sea capaz de enfrentarlo con una sonrisa, valores, moral y un espíritu inquebrantable.
Aunque a veces parezca que estoy en tu contra o que no te entiendo, debes saber que sólo quiero lo mejor para ti. Yo también fui joven y se lo difícil que es lidiar con el mundo, que te pide tantas cosas sin pensar en lo que pueda ser correcto. Esto es porque mi mayor deseo es que tengas lo mejor de la vida, que sin importar cual camino elijas puedas ser tú mismo en tu máxima expresión.

Espero que sepas que cuentas conmigo, para lo que sea, cuando sea. Soy tu madre dispuesta a cuidarte, pero también puedo ser tu mejor y más sincera amiga. Te quiero, desde que te sentí crecer dentro de mí y estoy orgullosa de quien eres.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario